- Adios Don Pedro, hasta mañana.
- Hasta mañana si Dios quiere. respondió él.
Había una vez un hombre que caminaba por la calle, miraba arriba a los edificios, miraba al suelo, era un hombre con bastón que en este mismo momento se planteaba si él era un hombre racista. Anduvo un buen rato y descubrió tras mucho divagar que no lo era. Don Pedro, que asi se llamaba, siguió paseando hasta llegar a su casa, donde se tropezó con el hijo de su vecino, que estaba agazapado tras un árbol aparentemente jugando a algún juego de escondidas, el niño le preguntó
- Don Pedro! ve usted desde ahí a Juanito y a Pablito?
-No hay moros en la costa. respondió él.
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